El periódico Le Monde , en una edición reciente, da la alerta para México: La biodiversidad de su cultivo básico, el maíz, está en riesgo.
Un estudio de carácter científico conducido por investigadores
mexicanos, americanos y holandeses ha demostrado que ya se presenta una
contaminación genética proveniente de organismos artificialmente
modificados, los famosos OGM's, entre las variedades tradicionales
cultivadas en el estado de Oaxaca.
Esto,
a pesar de la moratoria que había impuesto el gobierno mexicano en la
utilización de semillas transgénicas de las que se teme -con aparente
razón- que terminen destruyendo las características de origen que dan a
ciertas apreciadas variedades de maíz mexicano su sello distintivo y
original.
El
resultado de esta destrucción sería una pérdida grave de la
biodiversidad del maíz mexicano que ha podido preservar hasta la fecha
las características genéticas de un número importante de variedades de
esta gramínea, originaria precisamente de mesoamérica y que fue
introducida a europa por los conquistadores en el siglo XVI.
"La cuna del maíz, México, contaminada por las OGM"
(organismos genéticamente modificados), dice el encabezado de la nota
del rotativo más influyente de Francia. Y la alerta que esta información
plantea no podría ser más grave.
Elena
Alvárez, del Instituto de Ecología de la UNAM, en colaboración con un
grupo internacional de científicos ha llegado a esta conclusión, cuyo
riesgo ya había sido advertido con anterioridad por biólogos de la
Universidad de California, que desde el 2001 habían publicado un
artículo controvertido señalando una contaminación de los maíces
criollos, tradicionales de la región de Oaxaca, por los genes del RR
(Roundup Ready), semilla producida por la transnacional Monsanto. En ese
entonces, la información fue desestimada y los científicos
norteamericanos terminaron acosados por los medios, aparentemente
alentados por la empresa dominante en el mercado de los OGMs.
En
esta ocasión, con un estudio más detallado, que ha sido o será
proximamente publicado por la revista científica Molecular Ecology, el
grupo de investigadores encabezado por la bióloga mexicana, demuestra
suficientemente que el riesgo y la amenaza se han visto cumplidos y que
por las prácticas agrícolas tradicionales que se siguen en Oaxaca y en
general en México, pueden acelerarse en el futuro inmediato.
El
estudio basado en análisis moleculares ha sido calificado de gran
calidad por expertos en la materia y llama la atención el comentario de
los investigadores en el sentido de que encontraron serias dificultades
para publicar sus conclusiones, debido a la reticencia de los medios
especializados de manejar la información "para no ataer excesivamente la
atención de los medios sobre un tema del medio ambiente sensible
políticamente".
La
pregunta que se hace el medio de especialistas es de cómo, con la
moratoria impuesta por el gobierno federal a la importación de semillas
OGMs, éstas han podido migrar hasta lo más profundo de las montañas
oaxaqueñas, sin mencionar desde luego su presencia en el Estado de
Sinaloa, principal productor de maíz de México, y aún en Milpa Alta en
la periferia de la Ciudad capital.
La
respuesta que se da a este enigma en primera aproximación, es que
ciertos agricultores poco escrupulosos han introducido ilegalmente las
semillas transgénicas a México y también se señala con el dedo acusador a
la firma Pioneer provedora importante de semillas de maíz híbrido que
las pudo haber distribuido a los pequeños productores a través de los
programas de ayuda gubernamental a los campesinos, hipótesis que se
refuerza por el hecho de que aparentemente el 30% de las semillas que
maneja Pioneer está contaminado por OGMs, de las que Monsanto ha
impedido su etiquetación.
El
caso concreto planteado en el estudio, es que un 1% de las tierras
cultivadas analizadas en la investigación se encuentra ya afectado, lo
cual es un porcentaje que definitivamente justifica la alarma ya que
ocurre a pesar del veto a la importacfión existente.
Los
autores del estudio llaman a reforzar las medidas de bioseguridad para
ayudar a preservar las variedades nativas del maíz, sobretodo en México
país que es el centro del origen y en el que existe, hasta la fecha,
posiblemente la más elevada diversidad genética de la gramínea en el
mundo, diversidad que sería una tragedia ecológica que se perdiera.