domingo, 9 de enero de 2011

Bolivia y Cancún: Lo que pasó en la COP 16

Mónica Oblitas/ Cancún, México
Cambio climático  |  Aunque el documento que se aprobó en Cancún tiene muchos vacíos, constituye un progreso en varios aspectos. Bolivia fue el único país que no lo aceptó.

Durante la primera semana de negociaciones de la Conferencia de las Partes (COP 16), que se realizó en la ciudad mexicana de Cancún, Bolivia convocó a una de sus primeras conferencias de prensa. Para sorpresa de los periodistas que esperábamos sólo la presencia del embajador Pablo Solón, al salón fueron llegando delegados de la mayor parte de los países del Acuerdo Bolivariano (ALBA), convirtiendo la conferencia del Estado Plurinacional de Bolivia, en una declaración de grupo.

Representantes de Ecuador, Nicaragua, Dominica y Bolivia, encabezados por Claudia Salerno, la misma negociadora venezolana que durante la COP 15 realizada en Copenhague se pintara las manos de rojo, simulando sangre, para atraer la atención de la plenaria, declararon tajantemente que ninguno de los países del ALBA aceptaría un acuerdo que no fuera de satisfacción para todos los países, como resultado de la cumbre de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Salerno denunció, en nombre de todos los países del ALBA, que había naciones que sólo “querían ir a la playa”, porque en esa reunión no iba a pasar nada importante. “Nosotros, los países del ALBA, no vamos a permitir una situación en que se convalide que estos países se salgan con la suya y no se comprometan aquí y ahora. Para los países del ALBA las leyes no se negocian, se cumplen. Los países del ALBA, por el simple hecho de salir de Cancún con una decisión para lavar las caras, no estamos dispuestos a ceder en nuestra posición”, decía Salerno.

Una semana más tarde, Claudia Salerno y el resto de países que conforman las Naciones Unidas, exceptuando Bolivia, aplaudía de pie el resultado de la COP16 que se cerraba con el llamado Acuerdo de Cancún. “Este acuerdo nos llena de luz y esperanza”, decía sonriente la venezolana.

¿Qué pasó durante esos días para que al final de la cumbre Bolivia quedara sola ante 193 países? ¿Qué consecuencias tiene esta exclusión? ¿Qué se acordó en Cancún?

Una negociación “con pinzas”

La reunión de las partes, que se realizó en un lujoso complejo turístico en Cancún, empezó con el precedente funesto de la COP15 de Copenhague, que rondó como un fantasma hasta el final.

Todavía estaba presente la desconfianza que se creó entre los países luego del llamado Acuerdo de Copenhague, que fue trabajado casi debajo de la mesa solamente por un grupo de naciones, y que no fue reconocido por la CMNUCC.

Sin embargo esta vez México, el país anfitrión, desarrolló con antelación un cuidadoso trabajo diplomático que incluyó reuniones bilaterales de la canciller Patricia Espinosa, con los representantes de todos los países del mundo. Espinosa, nombrada como presidenta de la COP 16, estaba decidida a que algún acuerdo emergiera de esta reunión. Al final, fue ovacionada por su trabajo por los representantes de todos los países, menos Bolivia.

Luego de dos semanas de negociaciones y de la firma del Acuerdo de Cancún, quedó claro que uno de los mayores logros de esta reunión fue el restaurar la confianza en el proceso de negociación de las Naciones Unidas, el único espacio en que los países pueden lograr una acción política colectiva.

Junto a Christiana Figueres, la secretaria ejecutiva de la CMNUCC, Espinosa llevó las riendas de la COP16 con guantes de seda, pero firme.

En la primera semana por ejemplo, empezó a replicarse el rumor de que México estaba negociando un acuerdo que implicaría un aumento de la temperatura en 5 grados, algo similar a lo que ocurrió en Dinamarca donde los rumores eran cosa de todos los días. Sin embargo, a diferencia de su homólogo danés, al día siguiente de que comenzara el comentario, Patricia Espinosa convocó a una conferencia de prensa para negar rotundamente que hubiese algo oculto dentro de las negociaciones que se estaban realizando. “No vamos a permitir que haya un acuerdo en el que se oculte algo, ése es nuestro compromiso como país anfitrión”, afirmó Espinosa.

Y aunque muchos vaticinaron que Cancún sería un fracaso porque la mayoría de presidentes habían decidido no asistir, delegando la tarea a sus cancilleres y ministros de ambiente, Christiana Figueres fue clara al explicar que la presencia de los mandatarios no era tan importante como el avance de las negociaciones que se hacía entre las delegaciones. “Ésta no es una reunión de presidentes, es una reunión para tratar temas definidos y técnicos sobre el medio ambiente”, dijo Figueres.

Después no hubo más entredichos. Desde un principio Japón fue transparente en sus intenciones de no ratificar ningún acuerdo, incluyendo el del Protocolo de Kyoto, si Estados Unidos y las naciones en desarrollo como India, Sudáfrica, China y Brasil, no se comprometían a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Lo apoyaron Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Pero a medida que fueron pasando los días, los japoneses se fueron suavizando. Además de que las potencias emergentes dieron señales de que estaban dispuestas a negociar sus posiciones.
Casi todos los países estaban de acuerdo con que el documento que se estaba trabajando no era “perfecto”, pero sí era bueno y bastaba para fijar los cimientos de un acuerdo jurídicamente vinculante rumbo a la COP 17 de Durban, Sudáfrica, que se celebrará en 2011.

La madrugada del sábado 11 de diciembre, luego de que la reunión se extendiera por más de 10 horas y de que Pablo Solón interviniera varias veces rechazando el acuerdo, por lo que fue abucheado por los demás delegados, Patricia Espinosa, aún ante las objeciones de Bolivia que reclamaba el consenso, determinó: "El consenso no significa que una nación puede optar entre aplicar un veto a un proceso que otras naciones han estado trabajando durante años. No puedo pasar por alto la opinión de otros 193 Estados que son partes", y golpeó el martillo sobre la mesa, cerrando el encuentro. Todos se levantaron para aplaudir el final de la COP 16. Todos, menos Bolivia.

Una isla llamada Bolivia

Entre los 35.000 asistentes, encontrar a la delegación boliviana fue complicado. Y fue imposible acceder a una entrevista con el embajador Solón, que sólo habló con un medio oficialista de Bolivia al final de la cumbre. Algunos de los dirigentes de los movimientos sociales de Bolivia que viajaron hasta Cancún, no fueron correctamente acreditados, según denunció uno de los delegados que sí pudo ingresar al lugar de las negociaciones, por lo que tuvieron que quedarse fuera.

Evo Morales fue el primer presidente en confirmar su presencia en la COP16 de Cancún. Después de la de Morales, se confirmó la visita de Rafael Correa, quien llegó al evento un día antes que el presidente boliviano y se marchó en la misma noche.

La llegada de Evo Morales, el jueves 2 de diciembre, acompañado por un séquito de indígenas, funcionarios y periodistas de medios oficialistas, generó expectativa sobre todo en la prensa extranjera. Luego de su discurso ante la plenaria, en el que nuevamente reiteró la postura de Bolivia de negarse a un acuerdo que tuviese algo que ver con los mercados de carbono y REDD+, dio una conferencia de prensa donde llamó a un “Cancunazo” y criticó duramente al capitalismo poniendo como opción al “Neosocialismo del Siglo XXI”, para marcharse luego a una manifestación con los movimientos sociales que se realizó en la Vía Campesina, muy lejos de donde se realizaba la cumbre.

A estas alturas ya era evidente que Bolivia se estaba quedando sola. Declaraciones del presidente Correa ya habían anticipado que el ALBA no tenía una posición conjunta respecto a varios temas del medio ambiente. Sin embargo el embajador Solón no bajó el tono de su discurso. Hasta el último momento apeló al sistema del consenso para evitar que se aprobara el acuerdo, pero no tuvo resultado.

Bolivia considera que los acuerdos firmados en Cancún han violado el reglamento de las Naciones Unidas sobre la aprobación de los documentos finales, por lo que anunció que los impugnará ante el Tribunal Internacional de La Haya. "Vamos a recurrir a las instancias legales que corresponden en el marco de la Convención (Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) que claramente establece que en estos casos la Corte Internacional de Justicia es la instancia que se pronuncia", dijo Solón.

“La llama de la esperanza se ha reavivado y la fe en que el proceso multilateral sobre cambio climático dé resultados se ha restaurado. Las naciones han mostrado que pueden trabajar juntas bajo un mismo techo para lograr un consenso sobre una causa común. Han demostrado que el consenso en un proceso transparente e inclusivo puede crear oportunidades para todos”, dijo sin embargo Christiana Figueres.

Mientras tanto, Bolivia ya ha recibido millones de dólares para proyectos REDD+, mecanismo del cual, antes de este Gobierno, era pionero. No se ha especificado aún qué pasará con este dinero. Es evidente también que se tienen problemas serios a nivel interno para cumplir las políticas ambientales. Varios expertos han alertado que el Gobierno ni siquiera está cumpliendo la que es su principal bandera, el Acuerdo de los Pueblos, firmado en Tiquipaya.

Las frases
“Los gobiernos han dado una clara señal de que se dirigen juntos hacia un futuro de bajas emisiones. Han acordado rendirse cuentas entre ellos sobre las acciones que lleven a cabo para lograr sus metas, y lo han expuesto de una manera en la que alientan a los países a ser más ambiciosos con el paso del tiempo”.
Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC.

“Nos pueden aislar de las grandes potencias, qué mejor para nosotros, pero jamás nos aislarán de los pueblos del mundo.”
Evo Morales, presidente de Bolivia.

“El resultado de la reunión en Cancún es todavía muy pequeño, insuficiente (pero se dieron) pasos importantes, los cuales apoyamos."
Rafael Correa, presidente de Ecuador.

“Nos sentimos muy satisfechos por los acuerdos logrados en Cancún.”
Angela Merkel, canciller alemana.

"Nosotros éramos inflexibles con algunas cosas y ésas las peleamos hasta el último minuto, pero éste era el momento de la convergencia y la flexibilidad."
Claudia Salerno, jefa de la delegación de Venezuela.

"Las reservas (de Bolivia) son obviamente válidas, sin embargo esa posición tan extremista en un contexto como lo que se está intentando construir desde aquí, hace que el proceso vaya hacia atrás."
Sandra Bessudo, jefa de la delegación de Colombia

“Consideramos que la COP16 tiene un balance positivo.”
María Ignacia Benítez, ministra de Medio Ambiente de Chile.

Lo que se hizo

- Las partes se comprometen a continuar con las negociaciones del Protocolo de Kyoto.

- Los países desarrollados y los países en vías de desarro-llo se comprometieron a establecer estrategias para reducir sus emisiones de carbono. Los países desarrollados ayudarán económicamente a los que están en desarrollo.

- Naciones como China e India ya no están en el mismo lugar que estaban cuando se firmó el Protocolo de Kyoto, y deben sumarse a una economía baja en carbono. Este punto es crucial para el proceso.

- La Unión Europea y otros 55 países se comprometieron a recortes voluntarios de emisiones. También se comprometen a informar sobre sus acciones al respecto de forma periódica.

- Los países desarrollados (Japón, Estados Unidos y la Unión Europea) proveerán fondos por 30 mil millones de dólares hasta 2012 y por 100 mil millones hasta 2020 para que los países en desarrollo puedan comenzar a adaptarse al cambio climático.

- Se creará el Fondo Verde, con una junta directiva con igual representación de países en desarrollo y desarrollados, que aportará 100 millones de dólares anuales para medidas de adaptación y mitigación, de fondos de los países desarrollados.

- El programa REDD+ (Reducción de emisiones provenientes de la deforestación y la degradación) proveerá fondos y soporte técnico a los países en desarrollo para que protejan sus selvas y bosques nativos.

- Se crean dos entidades para la transferencia tecnológica, que cooperarán en el trabajo de adaptación y mitigación del cambio climático entre países.

Lo que no se hizo

- El acuerdo todavía no es vinculante, pero se diferencia de Copenhague en que es un documento reconocido en el marco de la ONU.

- No se especifica un tope de emisiones globales y los recortes voluntarios hasta el momento sólo bajarán las emisiones un 15 por ciento con respecto a niveles de 1990 para 2020, cuando se necesita reducir al menos 40 por ciento.

Si se continúa sólo con los compromisos anunciados hasta ahora, la temperatura podría subir 3,5 grados.


- Queda para la COP17 la decisión sobre la continuidad del Protocolo de Kyoto, después del primer período de compromisos, que concluye en 2012.

“In situ”

México escogió un lugar en el que, a diferencia de Copenhague donde todo estaba en el mismo lugar, los negociadores estuvieron casi recluidos. Para la prensa cubrir los eventos de Cancún durante las dos semanas fue complicado. Había que trasladarse en bus desde el centro de convenciones del Moon Palace hacia Cancunmesse, donde estaban las ONG y se realizaban los eventos paralelos, en un trayecto de casi media hora. De allí, había casi una hora hasta la Villa del Cambio Climático, donde estaban algunos de los activistas y se realizaban exposiciones y demostraciones culturales. Se perdían valiosos minutos viajando de un lado a otro, pero la organización del evento, en el que se crearon 50.000 empleos temporales para los habitantes de Cancún, estuvo marcada por la cordialidad de los mexicanos. El sistema de transporte estuvo muy bien coordinado, así como el registro de los asistentes y su acreditación.

Sin embargo, según denunciaba La Voz de Quintana Roo, un diario local, el gobierno de ese Estado solamente “maquilló” la ciudad para la COP16, sin solucionar problemas graves como el recojo de basura, que asciende a 900 toneladas de desechos diarios.

Por otro lado, el despliegue de seguridad fue impresionante. Esta vez los manifestantes no pudieron ni siquiera acercarse al lugar donde estaban reunidos los negociadores. Había policías en todas partes, así como militares con tanques y metralletas. Contrariamente a lo que ocurrió en Dinamarca, esta vez casi no se sintió la presión social, pero se notó su ausencia.

Fuente: Los Tiempos.com

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