Señala estudio que está en riesgo la seguridad alimentaria en el país
80% del suelo, muy vulnerable al cambio climático: expertos
La producción de maíz se reducirá 4.2% en tierras de temporal
Una familia desplazada por las inundaciones que azotaron en septiembre el poblado de Bello Patan, en Dadu, Pakistán y que obligaron a cerca de 250 mil personas a buscar ponerse a salvoFoto Reuters
Matilde Pérez U.
Periódico La Jornada
Lunes 10 de octubre de 2011, p. 37
Lunes 10 de octubre de 2011, p. 37
Ochenta por ciento de los 30 millones de hectáreas de uso agrícola del país son altamente vulnerables al cambio climatológico, lo cual pone en riesgo la seguridad alimentaria y a la población más marginada, señala el estudio Impacto del cambio climático en las tierras y sus características, elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Asienta que la producción de maíz en tierras de temporal se reducirá 4.2 por ciento, lo que dañará la economía de al menos 3 millones de campesinos de subsistencia, por lo que recomendó evaluar los efectos que provocarán los cambios meteorológicos en la producción de alimentos.
De acuerdo con el análisis proyectado a 2025, sólo 3.8 millones de hectáreas del total de la superficie agrícola no son vulnerables, pero 8.7 millones son altamente vulnerables; la mayor superficie de estas últimas se localiza en Baja California, Baja California Sur, Sonora, Coahuila, Durango, San Luis Potosí, Jalisco, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Guanajuato, Hidalgo y estado de México.
Destacó que para la población más marginada
la agricultura es el corazón de su supervivencia, y entidades como Sonora y Sinaloa, la actividad representa hasta 15 por ciento de los ingresos y 44 por ciento del empleo total, por lo que insistió en que se profundicen los estudios para ajustar las fechas de siembra, cambiar los cultivos, instalar sistemas de irrigación por goteo, invernaderos e impulsar la reconversión productiva y el uso de fertilizantes no nitrogenados.
Las mayores dificultades de adaptación las tendrán los campesinos pobres, debido a la falta de recursos para invertir en nuevas tecnologías y de acceso a la información para planear las siembras, así como menor posibilidad de adquirir un seguro agrícola. En cambio, para los grandes productores agropecuarios será más fácil adaptarse y reducir el riesgo asociado a los efectos del cambio climatológico o asumir los costos de transición.
La situación exige un uso más eficiente del agua en la agricultura, pues se estima que se desperdicia 54 por ciento del recurso, así como poner más atención al control de plagas y enfermedades, aunque por el momento son inciertas las pautas de éstas y poco confiables las estimaciones sobre su impacto económico.
Diversos estudios coinciden en que hacia finales de siglo la temperatura aumentará entre tres y cuatro grados, por lo que en el norte del país se esperan lluvias menos frecuentes y sequías más recurrentes e intensas.
La Confederación Nacional Campesina propuso crear un Fondo de Desastres Agropecuarios, Forestales, Pesqueros y Acuícolas para que el productor pueda afrontar los efectos del cambio climático.
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